Siempre me encanta encontrar amigos con los que tengo tiempo sin hablar. Verlos con sus chamos y su familia muy felices. Y al preguntar el típico como te ha ido, nos respondemos con nuestros logros principalmente de carrera y financieros. Y es triste, en mi opinión que nos midamos en base a la cuenta bancaria. Nuevamente no quiero insinuar de ninguna manera que el dinero sea malo y vivir en una buena casa y tener una buena educación sea incorrecto. Al contrario, es importante, pero no neurálgico ni fundamental.
Me gusta cuando la gente me dice, estoy feliz, tengo dos hijas preciosas y una bonita familia. Porque a la fina no somos ni nuestra cuenta bancaria, ni nuestro puesto en la empresa, ni los premios y títulos que hemos obtenido. Cuando estos no estén, vamos a seguir siendo quienes somos, la esencia mas que la apariencia, como bien dice la canción de aterciopelados.
Los logros, el dinero, el estatus son y deben verse, según mi criterio como solo lo que son, complementos. Parte de un todo, pero no lo primordiales. No asi, el como influenciamos a la gente que nos rodea, como ayudamos a otros, como cambiamos vidas. La manera de hacer feliz a otros, la compasión, el amor. Las enseñanzas que impartimos al mundo y como aportamos para que todos vivamos mejor. Los amigos, la pareja, la familia, los hijos y que ellos esten felices, es motivo mayor para sentirnos orgulloso, mas que cualquier logro material o egocéntrico que hayamos alcanzado.
La vida debe ser mas sencilla. La simplicidad es sublime.
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