Siento que el 2008, fue un año duro, lleno de altibajos, de mucho trabajo y sacrificio. Pero ya en el 2009, un año que empezó con un aroma a éxitos, abundancias y triunfos, es un año de cosecha, o más bien de vendimia, y no solo de vinos ordinarios, sino de cuvees excepcionales.
Y sencillamente debo estar muy agradecido por todo lo que está pasando, no solo a nivel de negocios si no a nivel espiritual en mi vida y en la de mi familia.
Estoy tan contento por tantas cosas, que siento que hacia tiempo que no estaba tan feliz. Si bien es cierto que muchas cosas cambiarán de ahora en adelante, le doy la mas cordial bienvenida a esos cambios divinos que hacen la de la vida, una gran montaña rusa, al mejor estilo de Six Flags.
Con mucha más fuerza hoy en día creo que podemos tener todo lo que queramos, con solo mentalizarnos y luchar con un propósito claro.
Del 2008, extraño muchas cosas, otras no tanto, pero si agradezco absolutamente todas las experiencias, porque me enseñaron mas y mas sobre lo que es importante.
El 2009 me lo tomo sorbo a sorbo, degustándolo como un buen rosé o un mejor aun un buen merlot.
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